Ensamblarse con las transiciones del día
amanecer, el alba y el rocío
atardecer, los colores cálidos
anochecer, el descenso del naufragio
hasta el pleno instante de agobio y
saciedad
que
conquista una vida entera
y la embebe en un segundo
y la embebe en un segundo
permanente,
soberbio,
consiguiendo que rebrote
con entusiasmo y vehemencia.
con entusiasmo y vehemencia.
mecerse en la cadencia de sostener el equilibrio
para derrumbarse y volver a resurgir.
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